Voluntaria Bea “Soy la hija de una refugiada”

Soy la hija de una refugiada y he estado como voluntaria en Alexandreia cerca de un mes.

Durante este tiempo, he tenido la suerte de conocer a muchas personas geniales. En particular, me he sentido identificada con las familias varadas, muchas de ellas separadas de parte de sus miembros. Cuando veo a los niños del campo, pienso en mi madre, en lo que le pasó y en lo afortunada que fue.

Mi madre, Eva, y su hermano pequeño, Michael, llegaron a Inglaterra como menores no acompañados gracias al Kindertransport a finales de 1938. Lo que quiero que sepa todo el mundo es que ellos no se convirtieron en parásitos ni en delincuentes, sino en personas trabajadoras que realmente cuidaron de las comunidades en las que ahora viven.

El 15 de Noviembre de 1938, cinco días después de la devastación de Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos en Alemania y Austria, una delegación de judíos británicos y líderes cuáqueros se dirigieron en persona al Primer Ministro del Reino Unido, Neville Chamberlain. Entre otras muchas medidas, acordaron que el gobierno británico permitiese la admisión temporal de menores judíos no acompañados, sin sus padres.

El Kindertransport (en alemán, el “transporte de los niños”) fue una organización de rescate que actuó durante los 9 meses previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial. El Reino Unido acogió a cerca de 10.000 niños, en su mayoría judíos de Alemania, Austria, Checoslovaquia, Polonia y la ciudad libre de Danzig. Los niños fueron alojados en hogares de acogida británicos, hostales, escuelas y granjas. A menudo eran las únicas personas de sus familias que habían sobrevivido al Holocausto.

Mi tío Michael, que sólo tenía un año y 10 meses en ese momento, recuerda bien el Kristallnacht (la Noche de los Cristales Rotos). Ese día, mi madre se escondía en una escuela, mi abuelo estaba “desaparecido” mientras mi abuela Thea y mi tío Michael, ya desahuciados, vivían en un hostal para madres y bebés judíos. Durante el Kristallnacht, su hotel fue atacado con piedras y lanzallamas. Fue una noche horrible y una de las que más marcaron la vida de mi tío Michael.

kindertransportLas cosas evolucionaron rápido en Alemania después de esa noche. La escuela fue cerrada y mi abuela era consciente de que el tiempo se acababa para los judíos. Se puso en contacto con una amiga de una familia judía alemana, Ruth (que había visto la luz hacía unos años encontrando trabajo en Manchester (Reino Unido), y le pidió ayuda para sacar a sus hijos de Alemania. Ruth contactó con los cuáqueros para ver si podían ayudarla a encontrar unos padres adoptivos para mi madre y para Michael. Tras encontrar a dos parejas disponibles, ella se encargó del papeleo en Reino Unido. Mi abuela, tras comprobar quién iba a criar a sus hijos, los llevó a uno de los primeros trenes que salían de Alemania.

Mi madre tenía 7 años y fue la encargada de cuidar de mi tío Michael. El único error que había cometido la familia de mi madre era tener el apellido inadecuado. Mis abuelos tenían la esperanza de que, sacando a sus hijos fuera del país, pudieran sobrevivir a las atrocidades de la Alemania Nazi.

Muchos cuáqueros eran objetores de conciencia y su papel en la guerra se centró en acoger a niños judíos. Mi madre fue acogida por los Bedford en Marple, cerca de Manchester. Lo más sorprendente y que hace poco que supe de mi tío y mi tía Bedford fue que tan sólo tenían 28 años, llevaban un año casados y estaban esperando su primer hijo cuando adoptaron a mi madre y a otro niño refugiado de 10 años. De hecho, después de la guerra adoptaron a tres niños con problemas. Fueron gente realmente increíble.

La similitudes entre la actual crisis de refugiados sirios y lo que ocurrió en 1939 no pasan desapercibidas para mi ni para mi familia. Como muchos refugiados hacen, mi madre aprendió rápidamente inglés y pronto se convirtió en una de las mejores de su escuela. Se graduó en Matemáticas y Química y trabajó como profesora de esas asignaturas hasta que se jubiló hace unos años. Ella, mi tío y el resto de refugiados que he conocido a través de mi madre son grandes trabajadores a tiempo completo y contribuyeron no sólo con los impuestos sino también con sus comunidades locales.

theaMi madre fue una refugiada y ha hecho del mundo un lugar mejor.

Mi tío fue un refugiado y ha hecho del mundo un lugar mejor.

Los refugiados están altamente motivados para hacer del mundo un lugar mejor y por eso estoy muy molesta por el fracaso del gobierno británico a la hora de cumplir con la enmienda Dubs y acoger a 350 niños refugiados no acompañados en el Reino Unido.

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