Hay alrededor de 800 refugiados sirios viviendo en tiendas en esta base militar. Aproximadamente un tercio tiene menos de 12 años y más o menos la mitad, menos de 16.
La situación es particularmente difícil para los niños que están perdiendo tiempo de escolarización y la oportunidad de jugar. No nos limitamos sólo a darles comida o ropa. Es igual de importante darles la oportunidad de tener algo de diversión y ofrecerles servicios que les aporten algo de normalidad.
Hay tantos niños en el campo con tan poco que hacer, que un espacio de juegos es lo más obvio que podíamos proveer. Los dos columpios instalados el 28 de julio han marcado una tremenda diferencia y son muy populares. A día de hoy ponemos los columpios una hora por la mañana y tenemos la norma de hacer una cola para que la mayoría de los niños tengan la oportunidad de jugar.
Con tan sólo 2 columpios y aproximadamente 300 niños que quieren jugar necesitamos fijar esa norma además de cierto nivel de supervisión para evitar conflictos.
Trabajando con un donante, nuestro plan es usar el espacio que el ejército reserva para nosotros en el campo para instalar más equipamientos de juego. Hay un tremendo potencial aquí para crear algo realmente especial para los niños. Imaginad lo que podríamos hacer con toboganes, paredes para trepar y unos cuantos columpios más.
Podríamos destinar a nuestros voluntarios a otras tareas esenciales y podríamos dejar el espacio de juego en funcionamiento todo el tiempo para que los niños lo usasen cuando quisieran. La vida para ellos sería un poco más normal.
Los adultos también pueden jugar
